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EL ESPONGINCITO VERDE

Esta es la historia de un espongincito verde. Los espongincitos son pequeños de unos 10 cm. y de varios colores, se destacan por su sorprendente capacidad para saltar, ¡hasta doce metros a lo largo y 6 a lo alto!. En realidad espongincitos verdes hay muy pocos, y ya verán porqué.

Iba nuestro espogincito verde paseando tranquilamente por la
Gran Vía, y de repente se dio cuenta de algo grandioso y se
dijo "¡Coño! El cartel de dónde se colgó el Santiago Segura".

Efectivamente, no era un espongincito de ciudad, había venido de visita a ver Madird, lo bueno de ser espongincito es que en tres zancadas te plantas en cualquier sitio, y mas si eres verde, los verdes saltan aun más. En fin que el tío se puso a tirar fotos como loco, por topo el centro de Madrid, y luego se metió en FNAC a comprar unos recuerdos pa los colegas, tuvo algún problema con los vídeos, así que decidió quedarse solo con un par de compact de Rafela Carrá, los espongicitos son así.

En fín si se paran a pensar verán que para un espongicito,
aunque solo se llevase dos, unos compact hay que tener un par de guevos para llevarlos, sobre todo por el centro de Madrid. Por eso es porque hay tan pocos espongincitos verdes, porque tiene muy pocas luces. En fín. Que se iba a esperar, con lo que cantan dos CD´s andando solos por la gran vía fijo que alguien lo iba a pisar. Pero no, ahí estaba el segurata de FNAC, ¿que se creen que están de adorno? Pues este no, así que salio corriendo tras la fuga de los CD´s. Los seguratas son así no se paran a pensar qué coño hacen dos CD´s de la Carrá paseándose por FNAC. Y nuestro espongincito verde salio cagando leches del FNAC con 2 CD´s en la chepa y un segurata siguiéndole los talones por todo Preciados hasta Sol.

Y aquí empieza la verdadera aventura, el espongincito no podía más, estaba hasta los guevos de andar por Madrid tirándo fotos, y ahora llevaba detrás a un energúmeno empeñado en detenerle. Aunque los espongicitos son muy ágiles el hecho de llevar dos CD´s encima le coartaba bastante, no obstante a duras penas entre toda la peña de Preciados, llegó a Sol manteniendo las distancias con el segurata y ahí se le vino el mundo encima, dos manis de inmigrantes, una de pesetas cabreaos, y otra de okupas que habían sacado a palos del Palacio Real.
En el fondo llevaban razón el el Palacio Real ¡hay sitio pa tos coño!.

Llevaban allí tres años y ni Dios se había quejao, hasta que a Sofía le toco limpieza del cuadrante XXL.
A lo que nos ocupa, nuestro espongincito destrozado empezo a verse perdido, era imposible pasar entre tanta peña sin arriesgar los compact. Así que se armó de valor y con mucho dolor de su corazón tiró los compact, alzó la vista al cielo, y se dispusó a dar el salto de su vida, cuando el segurata estaba a punto de cogerle, de un brinco saltó hasta la boca de metro de la Mallorquina. ¡Qué güevos! ¡Eso es un salto!
Bueno ya no había prisas el segurata nunca llegaría allí
(tampoco iba a seguirle, ya tenía los compact), pero la verdad, tenía los güevos de corbata así que se fue a Atocha y pilló el tren para Cuenca, él era de Cuenca. Cuenca es más tranquilo, y de allí a su casita un par de saltos.

Bueno pues esa es la razón de que haya tan pocos espongincitos verdes, son demasiado curiosos y cabezones, este se salvó por los pelos, y al menos iba a fardar con las  fotos del cartel dónde se colgó Santiago Segura. Así con la tontería se ligó a una espongincita verde, que estaba como un tren, y tuvieron un niño. El acontecimiento fue celebrado por todos los espongincitos del mundo (coño un verde de pura raza era para celebrarlo). Así que claro, a nuestro protagonista se le metió en los cojones que le bautizara el Papa, y a la primera de cambios en un transbordo que tenía que hacer en París le dió un calambre al irse a saltar el Sena (y es que las prisas no son buenas pa na) y perdió to los dientes contra la barandilla de un barco, cayó al agua y a durás penas llegó a la orilla. Y para acortar va el tío y no se le ocurre otra cosa que saltar entre todos los hierros de la torre Eiffel, ¡Pero si no ves coño! ¡Te los vas a comer todos! Pues no, estaba el tío tan obcecado con llegar a la estación que no se dió cuenta de que estaba en medio de la P-30 (la carretera de circunvalación de paris) BRRRRRRRMMMMMMMMM ¡Dios Santo! Un camión portugués. Quedó enganchado en el dibujo de la rueda delantera izquierda. ¡Qué suerte! Los cojones qué suerte. Seguro que ustedes les encantaría hacer la ruta Paris Oporto en una rueda tamaño tractor dando vueltas a ciento cuarenta por hora. Sin contar la que se formó en la frontera España-Francia. Buenoooooooo, ahí se montó un jari que no veas.

¡Que sí! ¡Que no! ¡Oui! Aprovechando la confusión y la parada el espongincito salión de su ranura, que ya se estaba gastando porque no veas los frenazos que se gastaba el colega. Total que a duras penas salió, y el tío que ya tiraba pa París otra vez. Pero de repente a un gendarme se le cruzaron los cables, al portugués le tocaron los cojones de tal manera que se liaron a hostias. Y unos camioneros franchutes que había por ahí se mosquearon y le volcaron el camión, con tan mala suerte que cayó encima del espongincito verde.
Si ya se veía venir. No, va en serio, esta vez la palmó. Un dia después un espongincito francés le encontró y mando sus restos a sus familiares por SEUR 30, es lo bueno de llevar la chapa con la dirección.

Normalmete en su pueblo cuando moría un espongincito verde pasaban (al contrario de en sus nacimientos) porque siempre era por una gilipollez como este caso, en fin que se lo buscan. Pero como este trajo las fotos del puto cartel de la Gran Vía le hicieron un funeral que te cagas.
Su viuda acabo recasandose con un espongincito rojo, que son los mas sensatos, y educaron al pequeño espongincito verde, para que no se le pirara la cabeza como a su padre. Su madre supongo que moriría de vieja, era una espongincita verde muy rara.

Y esta si que es toda la historia, a mi me la contó un espongincito amarillo, amigo mío, que es un cachondo el tío. Bueno los amarillos es que son muy abiertos. Y bueno la razón de que los espongincitos no sean muy conocidos es porque salen muy poco, menos los verdes, pero estos la palman por el camino. Y ahora que los amarillos parece que se tiraban el rollo, se han encontrado con un castigo Divino: Las Vacas. Sí a las vacas les ha dado por comer espongincitos, ya ves. Y así van.

 

JIV.

 

 

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